San Gines, La Sierra Minera: Batería de Cenizas

La batería de Cenizas fue construida entre 1930 y 1934, sobre otra edificación anterior del siglo XVIII, conforme a los proyectos surgidos tras la aprobación por el gobierno de Primo de Rivera del Plan de Defensa para Bases Navales de 1926. Se emplazaron dos cañones Vickers-Amstrong de 381 mm, dispuestos a barbeta, cuyos tubos tienen más de 17 m de longitud, podían disparar un proyectil de casi una tonelada a 35 kilómetros de distancia. Era uno de los artefactos artilleros más modernos y eficaces de la época, y su montaje y construcción dio lugar a una importante serie de labores, como construcción de carreteras, voladuras de montes, etc., que dieron trabajo a multitud de personas, haciendo descender el alto índice de paro existente en la zona durante aquellos años. Está enclavada sobre una escarpada línea de costa, a algo más de 300 metros sobre el nivel del mar. La batería, además de situarse en un espacio natural, está declarada Bien de Interés Cultural por la Disposición Adicional Segunda de la Ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español. En 1994, como consecuencia de un plan de reorganización racionalización de los recursos existentes de las Fuerzas Armadas Españolas, Cenizas dejaba de estar en servicio y era abandonada. Desde entonces no ha dejado de ser expoliada, y actualmente se encuentra en un penoso estado de conservación. Actualmente, el monte de Las Cenizas, forma parte del proyecto Life- Tetraclinis - Europa, con objeto de preservar, mejorar y aumentar la superficie poblada por este ciprés Cartagenero (tetraclinis articulata).

Aunque son varios los puntos de partida que podemos tomar para visitar la bateria de Cenizas, en esta ocasión partiremos desde la explanada que tenemos en Atamaría, junto a los antiguos polvorines, ya que es el camino más corto y emplearemos unos 7 u 8 kilómetros en ida y vuelta. Dependiendo de nuestro estado físico y tiempo disponible, también podríamos partir desde el pueblo de El LLano, para realizar ruta por el camino forestal que une este con Atamaria, u otra ruta interesante sería partir desde Portman por la calzada romana y volver por la batería de La Chapa, aunque esta la recomiendo solo a los algo experimentados por la posible dificultad de la vuelta.

Antes de nada unas pequeñas recomendaciones, calzado cómodo de suela gruesa, ya que parte del camino será sobre gravón y la suela fina puede resultar incómoda, segundo, cuidado si llevamos mascotas o niños, según la época del año en que realicemos la visita, los pinos pueden estar plagados de orugas de procesionaria, (thaumetopoea pityocampa). Lo importante es disfrutar de la visita, no llevarnos un mal recuerdo.

El sendero recorre parte del denso pinar que se extiende por la umbría del monte de Las Cenizas, en un are de reserva de gran valor ecológico. El fácil ascenso de esta atalaya natural, permite disfrutar de un cómodo paseo.

Este collado, conforma la línea de división entre la Peña del Águila y el Monte de las Cenizas. La sinuosa pista forestal se adentra por un espeso y continuado pinar de carrasco, encina, ciprés de Cartagena, lentisco, espino negro, romero, palmito, etc...

Durante la primera parte del ascenso, podremos entrever sobre el dosel del bosque unas magníficas vistas del Mar menor y La Manga.

Tras el collado, el camino pasará a la vertiente occidental del Monte de las Cenizas, dejándonos unas impresionantes vistas de la bahía de Portman y toda la Sierra Minera si sabemos buscar el mirador adecuado.

Poco antes de llegar a nuestro destino, podemos ir fijandonos en la estructura del corte del monte, donde apreciaremos el cambio de roca. Aquí es donde convergen las dos placas tectónicas que forman la sierra de san Ginés, la más antigua,originada en el Paleozoico, el complejo Nevado-Filábride, compuesto por material metamórfico y micaesquistos de aspecto pizarroso y oscuro...

.. y otra más moderna, formada en el triásico, el complejo Alpujárride, que se superpone a la anterior, compuesta por rocas metamórficas y sedimentarias calizas de color más claro.

En el último tramo del camino, nuestros pasos nos conducen hasta la entrada de la batería militar, donde una monumental portada de hormigón inspirada en el Templo de los Guerreros Blancos de las ruinas de Chichen-Itza, de estilo maya-tolteca, representando las famosas serpientes emplumadas, nos da la bienvenida.

Tras acceder por el cuerpo de guardia, a la derecha observamos todas las dependencias de tropa.

En las escaleras de su acceso, un símbolo muy representativo del destacamento.

Pero no accedemos a ellas, continuamos recto donde a la izquierda encontramos el pozo 2, que conecta directamente con la maquinaria y almacenes de piezas de artillería del Vickers modelo 1923 número 2.

A la derecha de la misma, una zona que pudieron ser talleres, y que lo que más destaca en ella son parte de un torno y un taladro de pie de los que ya no quedan.

Una vez visitada la instalación continuamos hacia arriba. Todos los elementos arquitectónicos que se levantan en este punto están pensados en función de las grandes piezas de artillería de 381 mm dispuestos a barbeta. Así pues, en planta, tendremos dos grandes explanadas circulares donde van emplazados los cañones, cuyos tubos emergen de los carapachos.

Tras éstas, surgen las edificaciones destinadas a los elementos de tiro, cuya apariencia exterior tiende a enmascararse con el paisaje, utilizando conglomerados de piedra irregular que se mimetiza con la roca.

Bajo estas estructuras se dispusieron los repuestos, salas de máquinas y depósitos de municiones, que resultan ser entonces galerías subterráneas a las que se acceden por bocas de túneles.

Desde las explanadas de forma circular donde se asientan los cañones, podemos disfrutar de unas panorámicas sin igual. Al este las calas y Calblanque hasta Cala Flores.

Al oeste los imponentes acantilados de la Sierra de la Fausilla y Cabo Tiñoso.

Otras edificaciones que se dispusieron en la batería corresponden, por un lado, a la seguridad del área, como cuerpos de guardia, garitas, nidos de ametralladora, etc.

Los nidos de ametralladoras, se disponen en el costado este de la batería, dispuestos en cuatro niveles distintos y bajando 45 metros desde el nivel de la explanada superior.

Por otro, las obras destinadas a la vida diaria y los servicios, como las residencias de oficiales y suboficiales, dormitorios para la tropa, cocinas, oficinas, aljibes, etc.

Las fachadas de los talleres de la batería, en la retaguardia de ésta, tienen un estilo que podríamos considerar historicista y que se puede relacionar con el modernismo y eclecticismo imperantes en la arquitectura civil de Cartagena durante los años en los que se construyó la batería y anteriores. Este historicismo recupera elementos estéticos clásicos o de épocas artísticas puntuales para recrear una línea estética propia.